LA PRESIÓN DE PORO EN LA PERFORACIÓN DE POZOS.
- Adrián Rocha Rodríguez
- 4 feb
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La determinación precisa de la presión de poro se ha estado estudiando por más de 50 años, sin embargo, en la actualidad un alto porcentaje de los tiempos no productivos de la perforación de pozos están relacionados con problemas de presión de poro e inestabilidad de agujero (Hamid et al. 2016; Ong et al. 2015; York et al. 2009).
Swarbrick y Osborne (1998) clasificaron los mecanismos que generan presiones de poro anormales en tres tipos:
Presión de poro tipo 1: Por esfuerzos en la roca
Desequilibrio en la compactación (Esfuerzo vertical)
Actividad tectónica (Esfuerzo horizontal)
Presión de poro tipo 2: Por incremento del volumen de fluido
Expansión de agua debido al incremento de temperatura
Generación de hidrocarburos
Liberación de agua debido a fenómenos de diagénesis
Presión de poro tipo 3: Por movimiento de fluidos y flotación
Fenómenos osmóticos
Nivel piezométrico del fluido (columna hidráulica)
Flotación debida al contraste de densidades
Estos diferentes mecanismos, tienen que tomarse en cuenta al realizar la estimación de la presión de poro, para obtener una ventana operativa más precisa. La Figura 1 muestra una gráfica del gradiente de presión contra profundidad, donde se muestra cómo otros mecanismos pueden generar una presión de poro superior a la originada exclusivamente por el desequilibrio en la compactación.

Los modelos de predicción basados en registros de pozo o sísmica se diseñaron principalmente para calcular la presión de poro asociada al desequilibrio en la compactación (Hottmann y Johnson, 1965; Eaton, 1975; Bowers, 1995; Zhang, 2011). Estos modelos se basan en la teoría de compactación de arcillas propuesta por Terzaghi y Peck (1948), ya que en lutitas es más fácil observar y modelar los efectos de la compactación. Sin embargo, las rocas yacimiento, como los carbonatos y arenas, no se comportan de la misma manera que las lutitas, lo que limita la precisión de estos modelos. Green et al. (2016) señalaron que, en los carbonatos, la pérdida de porosidad no depende solo del esfuerzo efectivo, sino también de factores como las condiciones de depósito, la diagénesis y la disolución. Por ello, los modelos diseñados para arcillas, como el de Eaton (1975), suelen subestimar la presión de poro en estas rocas, como se observa en la Figura 2.

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